
Se dio cuenta que la historia terminó en el último crepúsculo. El viejo anciano acababa de despertar, fueron años de espera carcomidos por ella, y ahora, para peor, no soportaba toda esa cantidad de cables conectados a su cuerpo.
De esta forma, percibía recién que todo era terminal hasta su amor; como era posible que a esa edad se diera cuenta que realmente no fue feliz. Que mala suerte, que desdicha por la cresta - pensó.
Listo: el sonido se cortaba, la luz tintineaba, el pestañeo tiritaba al son de la agonía sudorosa y la asquerosa taquicardia....
todo se tradujo en una luz, asomante, vertiginosa....
un albergue de sinsentido y un subsecuente espacio secretivo logra su apertura.
Ahí acaba lo venidero, surge lo inexplicable, pero siempre la mano del pasado lo agarra fuerte. No hubo caso, por más que se luchó, por más que se intentó y se sacrificó: un segundo paro y su corazón no aguantó más.
Sólo quedó el brillo de las estrellas que tendrían la misión de recordarlo y de ser las cómplices de su desapercibido pasar.
El viejo anciano duerme y sonríe...
Ella llora.
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