
Era un invierno crudo. Abismado por la intriga del sin saber, del como interpretar gestos, estelas colmadas de misterios y certezas desdeñidas por un situado contexto de inseguridad.
No podía seguir mirando como la noche calmaba sus pasiones con anhelos y preocupaciones retorcidas; no era su canto ni la sonoridad de aquel ritmo lo que me cautivaba: era su personalidad.
Ahora camino en una franja de sueños, empapada de la sonoridad sincopada, de armonías teñidas de sordinas y contratiempos craquelados. Antiguos amores protagonizaban mis representaciones mentales, todo por culpa de la melodía potente de aquella guitarra la que con suma devoción manipulaba mis estados y mis esfumadas percepciones:
"Con esta sonoridad: ¿Cómo no reflexionar acerca de la magia de Borges? ¿Cómo no recrear historias de desamor?" - me preguntaba en voz alta, mientras el saxofón replicaba sus ansias de recorrer la aduana, un camino iluminado por la bohemia.
Dicho y hecho.... tomé mi tabaco, un abrigo y partí en búsqueda de una experiencia viva y directa. Fue así que comencé a deambular por Errazuriz, calle sesgada por lo superfluo, colmada de un variado repertorio y de una piedra contenta: feliz. Sentado y posicionado pedí un bourbon para alimentar la sed. Precisamente me di cuenta que mi futuro se halla en aquellas sonoridades, en esas que nos acogen, que guardan recuerdos, que nos habitúan en la nada... en fin ...no sé como vaticinar lo venidero, sólo me distingo en musicales aposentos y agradecido de los milagros de la creación; sin mayores condenas, respirando aires imperecederos.
La coda final empieza su desnivel, ya no queda mucho, más que una cancion , un blues perfecto, para esta noche de nostalgia, sueños y amor.
No podía seguir mirando como la noche calmaba sus pasiones con anhelos y preocupaciones retorcidas; no era su canto ni la sonoridad de aquel ritmo lo que me cautivaba: era su personalidad.
Ahora camino en una franja de sueños, empapada de la sonoridad sincopada, de armonías teñidas de sordinas y contratiempos craquelados. Antiguos amores protagonizaban mis representaciones mentales, todo por culpa de la melodía potente de aquella guitarra la que con suma devoción manipulaba mis estados y mis esfumadas percepciones:
"Con esta sonoridad: ¿Cómo no reflexionar acerca de la magia de Borges? ¿Cómo no recrear historias de desamor?" - me preguntaba en voz alta, mientras el saxofón replicaba sus ansias de recorrer la aduana, un camino iluminado por la bohemia.
Dicho y hecho.... tomé mi tabaco, un abrigo y partí en búsqueda de una experiencia viva y directa. Fue así que comencé a deambular por Errazuriz, calle sesgada por lo superfluo, colmada de un variado repertorio y de una piedra contenta: feliz. Sentado y posicionado pedí un bourbon para alimentar la sed. Precisamente me di cuenta que mi futuro se halla en aquellas sonoridades, en esas que nos acogen, que guardan recuerdos, que nos habitúan en la nada... en fin ...no sé como vaticinar lo venidero, sólo me distingo en musicales aposentos y agradecido de los milagros de la creación; sin mayores condenas, respirando aires imperecederos.
La coda final empieza su desnivel, ya no queda mucho, más que una cancion , un blues perfecto, para esta noche de nostalgia, sueños y amor.
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