miércoles, 23 de abril de 2008

"La Serpiente y el Ñamco" (una Fábula Social)






Pavoroso y tembloroso por la jungla de cemento,
Quedó aquel jóven ñamco de pecho blanco,
Maldiciendo por aquel embate:
Llorándole a su aislado destino.
“La serpiente aria come humanidad,
y yo sólo vuelo por dignidad”, decía;
Así reprochaba su origen
así desdibujaba su porfía.
Era ovbio que la serpiente segregaba,
ya que es parte de su naturaleza
trastocada por lo oscuro
retorcida por el campo de malezas;
El augurio venidero del ñamco se mitigaba,
y los viajeros susurraban apáticos lamentos,
por la duda y lo incierto: “¿Por qué lloraban?”
se preguntaba la serpiente en encarcelamiento…
Ella nunca percibió el daño,
nunca supo temerlo,
¡¡sieg hiel!! perpetra al ñamco su veneno


en las plumas que desechan: todo tipo de consuelo.

martes, 22 de abril de 2008

El TC y la Pastilla del Día Después: Un fallo Ilegal




Hoy el Tribunal Constitucional debía hacer público el fallo que acogió el requerimiento de 36 legisladores de declarar inconstitucional el decreto del Ministerio de Salud que disponía la entrega de la píldora del día después en consultorios públicos. Sin embargo, el viernes en la noche la institución nos sorprendió a todos y anunció los detalles del polémico informe.
A pesar de que lo esencial del dictamen era conocido, estos señores se dieron el lujo de barrer así, con 40 años de avances en investigación médica, en políticas públicas de salud y en derechos y libertades individuales. Forzado por la presión ciudadana el TC debió adelantar, por primera vez en su historia, los alcances del fallo, que desde el punto de vista biológico es absolutamente equivocado, porque justamente, por querer proteger la vida, lo que se está haciendo es terminar con un método viable de anticoncepción. De esta manera, reafirmaron con un frío comunicado, que además constituye jurídicamente una ilegalidad, ya que es de público conocimiento que el ministro Bertelsen entregó su opinión anticipada, hace mucho tiempo atrás, sobre esta materia. Incluso en los argumentos que él dio para estar en contra de la píldora del día después ocupó el mismo informe que entregó en un juzgado el año 2004. Considero que eso inhabilita a Bertelsen. Por su parte, el ministro José Luis Cea, entregó una declaración el 4 de abril, firmada por él, en la cual anticipó una opinión con publicidad cuando el fallo se encontraba en redacción. De acuerdo con los principios de legalidad y del debido proceso, un ministro del Tribunal Constitucional no puede entregar opinión previamente, sin que se conozca el fallo.
Estos ministros se encontraban inhabilitados para fallar en esta materia y, por tanto, lo que correspondería en estas circunstancias es que este dictamen sea declarado nulo y se proteja la libertad de decidir, la equidad y la ley de la vida, en vez de favorecer la rentabilidad de las farmacias.

sábado, 5 de abril de 2008

Respiración Tibetana


Una vez llegado el momento de su tocar su puerta, fingí seguridad sólo por aparentar, pero ésta no decía nada, aclamaba y rezongaba ansiedad. El ayuno me ayudó a contener los males corpóreos y la puerta: comenzaba a abrirse. El invierno cordobés sabía a temperaturas agradables, lo cual estremecía mis frescores y mis cálidos recuerdos, era el tiempo quien erigía el difuso devenir, pero mis ansias por conocer mi verdadera esencia eran decididas.


El monje subsecuentemente procede a abrirme la puerta, esbozando un tímido vacío que, a lo sumo, se mimetizó con el silencio restallante que deformaba nuestras superficialidades y nos hacía cómplices de algo profundamente espiritual. Con una sola cuota de instinto logré captar que él estaba mirando lo que pocos pueden ver, aquello que es invisible ante los ojos de los mortales y sólo unos pocos pueden percibir...

"Pasa, no temas, esto que vienes a hacer es sólo el primer paso de un viaje colmado de saberes y contradicciones razonables" - dijo el monje. Al recostarme en la camilla, seguí las instrucciones de respiración. No era algo difícil, pero requería fuerza. De inmediato fluye una música zen de intensas vibraciones...poco a poco entraba en lo sobrenatural y las sensaciones se mitigaban, los sentidos se apagaban, como cuando te sumerges en una onírica experiencia. Salvo que ahora, el presente se encontraba solitario, fuera de sí, tanto que ni los grillos de la nostalgia pesaban: todo era paz. El espacio se torna cóncavo y de la nada me encontraba en una cascada. Veía como de abajo la caída de la cascada junto al estridente brillo solar encadilaban mis percepciones; parecía que detrás de la caída de agua había alguien. Me acerco con mesura, una sombra me indica que la siga, pero al segundo el ente se esfumaba escuálidamente... me preguntaba que habría sido, pero no paré, emprendí marcha hacia lo desconocido. Vi marejada, latidos, agonía, sombras, salvatajes, adicciones, conflictos, vi cosas que nunca había imaginado en la vida, vi el implacable universo y foraces incendios. Fue un momento crítico, el miedo se apoderaba de mí, mis angustias controlaban mi templanza, era un abismo propio el cual no dejaba de reprocharme las bondades trastocadas, tergiversadas por lo sublime de lo supuestamente real. Se escaparon mis virtudes por un rato considerable y la catástrofe sobrevino... mi cuerpo reacciona de mala forma con espasmos punzantes; dada la gravedad de las ciscunstancias, intento abrir los ojos, pero me es imposible; intento mover mis manos, pero me es imposible; intento zafarme de ese maldito estado, pero me es imposible... imposible.

Una gran luz hace una rápida aparición y todo queda blanco.


Era un bebé. Si, fugazmente aparece una pequeña persona desnuda en el patio de una casa de campo. El verde del valle y el sonido de los ríos se apoderan del ambiente, para dar lugar a un día contemporáneo, común y corriente en las afueras de una posible y cercana Urbe. Fue por todo, que quise dominar el contexto, pero era otro yo el que observaba mi alma y no lo logré. Fue ahí, donde comprendí que el empeño de modelar la materia infinita y vertiginosa de que se componen las profundidades del ser, es una ardua tarea que sólo el monje podría llevar a cabo, ya que sólo él podía penetrar todos los enigmas del orden superior.

El bebé por lo pronto deja de ser y toma la forma de una niña que corre libre por el paisaje. Esta niña me dirijía hacia un secretivo paraje, inmerso en una gran selva, aquello me emocionaba y una alegría me allanaba. La tarde hacía su llegada y el fulgor del atardecer hacía todo simple, purificando las aguas del río colindante. Por consiguiente, la niña pronunció las sílabas lícitas de una onomatopeya planetaria y durmió. Casi inmediatamente, el color naranjo inundaba todo, pero ese arrollador carmesí dejaba entrever a lo lejos, una torre.

Era ahí, donde mi viaje encontraba su razón de ser. La torre era de 6 pisos, había sido construida con bambú y mis sueños se encontraban tallados en cada detalle, era algo impresionante.


Subí incesantemente por los agrietados escalones. En el últmo piso estaba el monje meditando; con prudencia me ubico a su lado a obervar detenidamente el paisaje mientras sentía su cavilar.

Mientras miraba el horizonte vuelvo en sí. Mis ojos logran la apertura y todo vuelve a ser como antes. Al contarle al monje mi experiencia, este me explica que el bebé era yo, que la niña es Dios y que el naranjo simbolizaba mi potencial espiritual: fue mi alma la que habló y su dictamen fue inconmensurable.




Desde ya, mi senda conoce sus raices, y no cesa de recorrer los parajes de la vida.




viernes, 29 de febrero de 2008

Onírica Diaz


Les cuento... los reflejos del subconsciente de un viejo amigo dicen de tal manera:


Ayer soñé que estaba en la cárcel, a los sumo, se imponía el olor amargo e indolente de vidas ajenas y sombrías. Los barrotes eran trípodes de culpa cubiertos de trajes implacables. Realmente el estar ahí no me molestaba. Las cosas sucedían en una especie de patio con torres colindantes, en donde se inclinaba mucha gente en la misma condición que yo, paseando metódicamente ventilando intimidades con sus propias conciencias. Con hipo y jadeo, se encontraban todos los reos, amenguados y sin afectación en las mesas aledañas. La deploración era general, todos recordaban cosas de la infancia con las manos cruzadas y las caras avergonzadas yacían en distintas posturas de agotamiento.
Recuerdo que veía vagamente en aquellas visicitudes del destino a muchos parientes, los cuales se ubicaban en diversas recoletas y desengaños; éstos, recorrían la zona estrechando sus manos a los presos, saludando con resignación se ubicaban emocionados, emanando gestos afables, dulces, con la intención de adelantar reivindicaciones destempladas. Nunca pensé que lograría ver seres queridos. Esto movilizó mis ánimos y desde lejos, corrí desesperadamente para largarme a llorar sin gritos pero conmovedoramente con el único familar que ha empatizado con mi emulación mortuoria... el encuentro fue con mi tío Carlos, mi padrino.

Una vez en sus brazos, me arrasó una congoja. La coherencia se tornó menos difusa, me sentí dueño de la culpa que acaecía ahora en una empatía que se mimetizaba poco a poco con mi tío. La remoción del silencio hablaba de por sí. Las onomatopeyas de la apatía inundaban mis lágrimas que colgaban en su chaleco. Incesantemente, siento que aquellas gotas eran como la cisterna que me lava la cara. Me doy cuenta que estaré cinco años privado de libertad. Me asusto de sobremanera, de pronto me pregunto si habré hecho bien y pienso en mi carrera, en mi vida con todas sus implicancias, creo que lo entiendo todo: agredí a un ser humano, quien por lesiones graves logró la cosa juzgada ejecutoriada.

Clamo por tranquilidad y paz !!. En ese preciso instante, le digo a mi tío: " ayúdame". Él señalaba que me iba a auxiliar y que pronto esto se iba a transformar en una confrontación épica, sublime y masiva: un lucha real.


Aún espero el cambio...